miércoles, 21 de septiembre de 2011

La carta

Querido Rodrigo joven:


Te escribo esta carta, para que no renuncies a tus sueños, tus metas, tus aspiraciones, las cosas que te motivan, tus intereses y bueno los estudios, porque ahora que estoy anciano y cansado, como el monopolio que aún tenemos desde que teníamos 6 años, me arrepiento de no haber terminado las cosas que comenzaste. Tú aún eres como el saxofón de juguete, alegre y lleno de sonidos fuertes y firmes. Eres como la plastelina con la que solíamos jugar, aún puedes ser moldeado y tomar nuevas actitudes. En el camino tendrás muchas piedras duras que te estorbarán, como los soldaditos que teníamos en el piso. Sin embargo, debes vencer esos obstáculos, debes tomar una actitud de líder y construir tu futuro como construíamos el lego. Las esperanzas son lo último que se pierde Rodrigo, porque sin ellas no existe un futuro. El alma de niño que aún guardamos debe vivir por siempre como el carrito hot wheels que guardamos. Sigue poniendo tu máximo empeño a la hora de realizar las cosas, como cuando armabas aquellos rompecabezas. Y recuerda, nunca dejes de soñar y creer en ti.


Saludos a la vieja y suerte.


Rodrigo Manuel Vásquez Vergara